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Quien atacare esta casa
sea aprisionado en una jaula.
Quien rondare esta casa,
sea llevado a un lugar del que no pueda escapar.
Quien asaltare esta puerta
sea encerrado en un lugar
con cerrojos en las puertas y cerraduras inamovibles
donde quede prisionero.
Quien susurrare a través del umbral y la bisagra
sea derramado como el agua,
sea roto en pedazos como el cristal,
como una baldosa se rompa.
Quien pasare sobre estos muros
sean sus alas segadas.
Quien yaciere para el mal en estos aposentos
sea su garganta cortada.
Quien espiare estos lugares
sea su faz aplastada.
Quien murmurare aquí maldades,
sea su boca cosida.
Quien serpentee tras estas paredes y puertas
sea cubierto con losa.
Y quien al amanecer oscurezca,
al amanecer sea llevado a lugar bajo el Sol.
¡Fuera! ¡Fuera, espíritus de miedo, espíritus de muerte!
¡Dejad paso al Sol y a la Luna
para que este lugar sea seguro!
¡Venga la paz, vengan las bendiciones
sobre todos los que residan aquí!
Que nadie entre sin que se le pida.
Que el daño y el miedo queden lejos.
¡Que el Dios y la Diosa nos bendigan!
¡Así sea!
¡Así sea!
Al finalizar, hay que repetir el proceso pero esta vez en el sentido de las agujas del reloj, esparciendo las plantas e invocando a las deidades o propiedades que desees que entren en el lugar (como la paz, la prosperidad, la tranquilidad, etc) conforme vas cerrando todos los accesos. Las personas que vayáis a vivir o trabajar allí deberíais entonces compartir comida y bebida, sin olvidar devolverle a la Tierra una porción de los mismos.
Y deja todas las velas encendidas hasta que se apaguen por si solas (vigilándolas, no vayan a causar algún fuego).
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